Reconoce las señales de dolor en los gatos

Cuando se sienten mal, casi siempre lo evidencian de alguna manera en particular. Detectar las enfermedades a tiempo hará que tu gato viva más años sano y feliz. Por más sano que se parezca el gato, es necesario que lo lleves periódicamente al veterinario para que éste lo examine, lo vacune o atienda posibles trastornos. Esta medida debe ser tomada incluso antes llevar una mascota recién adquirida, y continuará a lo largo de toda su vida.

Lo primero que debe hacer un veterinario al atender por primera vez a nuestro gato es practicarle un reconocimiento exhaustivo y la aplicación de vacunas si el gato ya tiene ocho semanas. Un gato sano se mantiene alerta, atento a todo lo que pasa y se muestra seguro de sí mismo. Controlarlo periódicamente no requiere demasiado esfuerzo, pero hay que hacerlo siempre para detectar cualquier síntoma de enfermedad.

Si tu gato presenta alguno de estos síntomas, consulta con el veterinario:

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Problemas oculares: secreciones, inflamación del párpado, sensibilidad anormal a la luz, tercer párpado visible, problemas de visión.

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Afecciones en la piel: se rasca continuamente, pierde mucho pelo, se limpia en exceso, presenta picaduras, zonas con calvicie, tiene pulgas u otros parásitos o hinchazones bajo la piel.

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Trastornos del sistema nervioso: tiene convulsiones o ataques, espasmos musculares y temblores, parálisis parcial o completa, andar inestable.

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Afecciones del aparato reproductivo: presenta sangre en los genitales, secreciones anormales, inflamación en las glándulas mamarias o en los testículos.

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Trastornos auditivos: secreciones, cera marrón oscura en el oído, se rasca o se frota en exceso, mueve o ladea la cabeza.

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Problemas digestivos: vomita en forma continua, tiene diarrea, o estreñimiento persistente, pérdida del apetito, aparece sangre en heces.

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Parásitos internos: lombrices en las heces, diarrea persistente, granos en la zona del ano; se lame o se frota la parte trasera, tiene hinchazón abdominal y pierde peso.

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Problemas musculares u óseos: dificultades para caminar, cojera, inflamación de patas u otra parte del cuerpo, sensibilidad cuando se toca determinada zona, resistencia a caminar o saltar y andar inestable.

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Enfermedades cardiovasculares: sufre colapsos o desmayos, tiene una coloración azulada en las encías, presenta dificultades respiratorias, no quiere hacer ejercicios ni moverse mucho.

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Afecciones del aparato reproductivo: presenta sangre en los genitales, secreciones anormales, inflamación en las glándulas mamarias o en los testículos.

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Disfunciones del aparato urinario: puede aparecer sangre en la orina, incontinencia o exceso de orina, imposibilidad de orinar, sed excesiva.

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Trastornos de conducta: duerme demasiado, bebe más agua de lo normal, no come, está agitado, aúlla, se esconde, está agresivo…

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Inconvenientes respiratorios: dificultad para respirar, estornudos constantes, tos, secreciones.